Comer fuera de casa siempre ha sido una de las mayores dificultades de la población a la hora de cuidar su alimentación. Los fines de semana y momentos de salir a la calle a comer suelen ser momentos con peor alimentación y sobre todo más descontrol. Sin embargo, esto tiene varias lecturas.

Si una persona no suele cuidar la alimentación en su día a día. Cuando hay algún evento o cuando comemos fuera de casa, esta persona tiende a empeorar aún más este elemento. Por tanto, no solo estará poniendo en riesgo sus saludes en estos eventos, sino en su estilo de vida en general. Suelen verse algunas personas que, aun no estando pendientes de comer más o menos saludable, desarrollan cargos de conciencia por este abuso alimentario.

Una persona que hace dieta (como concepto de seguir durante un tiempo un papel con una planificación establecida, con objetivo que bajar de peso) cuando sale fuera de casa o tiene algún evento también suele utilizar ese momento para salir de esa planificación durante un día para despejarse. Es muy frecuente el uso de estos eventos para salir durante algunas comidas de ese plan que llevas a rajatabla, en el que estás pesando la comida, eliminando grupos de alimentos, tomando poca ración, mirando al milímetro lo que se come. Luego aparecen, en estos casos, las conductas compensatorias (ayunos, eliminación de comidas…), pensamientos negativos, culpabilidad. Cargo de conciencia.

Una persona que, como modo de vida, come saludable es diferente. Cuando estás en este perfil, no estás pendiente todo el tiempo ni midiendo comida, no eliminas grupos de alimentos. Eres capaz de disfrutar plenamente de tu alimentación habitual y saludable sin frustraciones, sin continua ansiedad, sin desarrollar cargos de conciencia con la comida. Esta persona disfruta tanto de su alimentación saludable habitual como de su alimentación menos saludable ocasional. Disfruta y recibe con buena cara tanto sus ensaladas habituales como el trozo de pastel o la barbacoa de fin de semana. No suelen aparecer cargos de conciencia, no realizar conductas compensatorias. Simplemente, incluyen en su modo de vida este tipo de pautas.

Lo que vengo a decir con esto es que: comer fuera de casa es parte de nuestra vida (en mayor o menor medida según nuestra situación), al ser seres sociales. Por tanto, es importante no solo saber elegir bien lo que comemos sino desarrollar la actitud adecuada ante ese momento. Debemos darle la carga de importancia que realmente tiene. Si es una comida entre las 35 de toda la semana. Por muy buena o mala que sea, no va a cambiar el rumbo de tu rutina.

Aun así, y dicho todo esto, podemos dar algunas pautas para que, por el motivo que sea elegimos que durante nuestras incursiones a bares y restaurantes queremos mantener nuestros buenos hábitos (por un objetivo más específico, por rendimiento en una prueba, por conectar con esos hábitos y por aprender)

  1. Haz algo similar lo que harías en casa. Si sueles tener una serie de proporciones, ingredientes y tipos de platos. Intenta no variar esa rutina. Lo que no significa que aproveches para probar cosas diferentes a las que harías en casa (que es de hecho uno de los motivos para salir fuera).
  2.  Si sueles incluir siempre en tus día a día opciones de verduras y hortalizas en tus platos. Elegirlos al salir fuera de casa (especialmente si es una costumbre bien frecuente) es una gran idea. Si vas de menú, un primer plato en base de este grupo es interesante. Elegir una buena guarnición de tu segundo plato en base a ensalada o verdura salteada, asada, plancha…
  3. Completar este primer plato vegetal con un segundo en base a una carne (magra) y pescado blanco o azul. También algo de huevo e incluso un buen plato de legumbre.
  4. El postre es una fruta, lo siento por los pasteles, reposterías y demás. Cuando hablamos de postre hablamos de fruta. Y de forma general, nuestro postre a elegir (si es que nos apetece tomar postre) debe ser fruta. Si de forma puntual o eventual elegimos tomar un postre diferente perfecto.
  5. Platos con más contenido en hidratos de carbono como los arroces o las pastas, son perfectamente incluibles en una alimentación saludable y para cualquier objetivo. La cuestión es intentar, en primer lugar, elegir las versiones más interesantes, las integrales. En segundo lugar, la proporción del plato respecto al resto de componentes es importante. Que sea perfectamente incluible la pasta en una alimentación saludable no significa que sea adecuado tomar habitualmente como primer plato una pasta con nata, bacon, aceite y queso. Si queremos tomarla más habitualmente y nuestro objetivo en reducir el aporte calórico, debemos elegir preparaciones con una mayor proporción de vegetales y parte proteica y COMPLEMENTAR con este grupo (ensaladas de pasta, arroz con verduras, salteados de vegetales con pasta o arroz…).
  6. El pan puede estar presente en las comidas. Pero es importante preguntarse: ¿es necesario?, ¿necesito pan para la comida o me lo he comido simplemente porque me lo han puesto? ¿es conveniente (según lo que veo en mis elecciones del menú) que incluya también pan? Si eres consciente de que quizás te está sobrando y no lo has elegido tú, puedes no tomarlo o pedir que no lo traigan.
  7. Si no tomas nada de alcohol en tu día a día. Fuera de casa no es el momento de empezar a hacerlo. Mantén ese buen hábito. Aun asi no va a ser preocupante si tomas algo de forma eventual, y no tomas absolutamente nada durante semanas. El alcohol no va a ser saludable, pero si lo moderamos mucho, y el resto de componentes son los adecuados, no ha de ser un problema.
  8. Si comes mucho fuera de casa recuerda que el restaurante pasa a ser tu cocina y tu salón. Ya no es momento de considerarlo como un momento puntual ni un concepto de evento. Comer en restaurante habitualmente implica que, si quieres llevar una alimentación saludable, no puedes esperar a llegar a casa para hacerlo, debes ponerlo en práctica en ese lugar.

 

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