1ª Error – Categorizar Buenos y Malos

 

Iniciamos esta secuencia sobre “atascos en la alimentación hablando de alimentos “buenos” y “malos”.

Nuestra opinión es que categorizar a los alimentos en los extremos podría simplificar la decisión de comer mejor o peor, pero la cosa no es tan sencilla. Un alimento que esté presente en el mercado (y que ha pasado los controles de seguridad alimentaria), podría a priori tener sentido si se contextualiza bien. Un helado 🍦 no es ni bueno ni malo “per se”. Porque un helado bien contextualizado en la alimentación puede estar genial. Una copa con alcohol 🥃 muy esporádicamente no tendría que ser malo. El cuerpo tiene los mecanismos para filtrar el alcohol. Recordamos de nuevo “bien contextualizada”. Y recordando también que el nivel recomendado de alcohol es 0.

Cuando los alimentos los categorizamos en “buenos” y “malos” … se empieza a generar un sentimiento de malestar que no ayuda a encontrar una relación sana mentalmente. Encontramos a personas que se sienten culpables por tomarse un helado (por ejemplo) y las cosas hay que aprender a contextualizarlas.

Importante: Hay alimentos que tienen más o menos sentido nutricionalmente hablando. Hay alimentos que deberían estar relegados a algo muy esporádico y otros a algo muy recurrente. No te hagas tú mismo la trampa de decir: yo bebo copas solo una vez a la semana. Pero también una vez a la semana desayuno un paquete de galletas, una vez a la semana como golosinas, una vez a la semana me bebo una botella de dos litros de refresco… etc.

Recuerda, que los humanos tendemos a justificar lo que los da la gana. 😊

Al igual que aprendiste otras materias de la vida, aprender sobre alimentación puede ayudarte a tener una mejor relación con tu salud.

 

2ª Error – Perfección o Nada 

 

¿Has escuchado alguna vez a alguien esa frase que dice -Yo soy de las personas que cuando se ponen a hacer algo lo hacen bien o mejor no hago nada. Todos hemos escuchado a alguien decir esa frase, y muy probablemente cada uno de nosotros haya sido esa persona. Pues bien… esa afirmación tan categórica es difícil de integrar en un estilo de alimentación y de vida occidental como el que llevamos a día de hoy…

Lo primero porque aunque todos tenemos en mente respecto a la alimentación, lo que nos aleja y lo que nos acerca a la salud, a la energía, e incluso a cierta composición corporal saludable, hacer las cosas bien no es algo que pueda concluirse tan categóricamente.

¿Estás haciendo bien comiéndote una magdalena hecha por tu abuela cuando vas a visitarla? ¿Estás haciendo bien si la visitas todos los días a la hora de la merienda? Efectivamente, la dosis es importante. Aunque digámoslo claro, somos muy de hacernos trampas los humanos con esto de las “excepciones”. (Si sumas yo solo como magdalenas de vez en cuando, galletas de vez en cuando, aperitivo sabor Tijuana de vez en cuando, bebidas azucaradas de vez en cuando, cereales del tigre de vez en cuando… pues te puedes imaginar)

Sea como sea, estar con el piloto en “hago dieta estricta”, es decir, no me permito ningún reajuste respecto a un patrón de alimentación, y no convivo con el desequilibrio constante de lo que “tengo que comer”, es una estrategia peligrosa desde la perspectiva mental. Se puede vivir perfectamente con un patrón de comportamiento flexible en alimentación (lo importante saber conscientemente qué hay detrás de lo que te comes)

Estar con el piloto “desconectado al 100%”, tampoco es una estrategia recomendada. Fluctuar en las decisiones de lo que comes en función de cómo te sientes, de qué ves que te apetece, qué te proponen, etc. es “liarla” completamente.

El entorno es un caos a la hora de comer bien, ese caos necesita orden en nuestra cabeza para dirigir de manera razonada cómo comemos (incluso sabiendo los días en los que te saltas el orden). Un exceso de orden sin contemplar pequeños reajustes, una estrategia mental imposible de encajar a largo plazo en un entorno social como el nuestro.

Nuestra opinión: No hay que hacerlo perfecto, hay que hacerlo CONSCIENTE. Porque desde la consciencia se va encontrando poco a poco el equilibrio.

 

 3ª Error – La falta de contexto

 

La habilidad de contextualizar saludablemente lo Recurrente de lo Esporádico es clave para una alimentación saludable.

Un croissant 🥐 no es un producto saludable, es decir, tiene ingredientes que aportan muy poco a la nutrición del cuerpo. Hasta aquí, todos podemos estar de acuerdo. Que un producto no sea saludable, no hace que no podamos consumir ese producto nunca. De hecho, te recomendamos que cuando vayas a Paris, te comas un buen croissant 🥐, tranquilo, disfrutando de la Tour Eiffel “Oh La La Le Croissant”.

Pero no nos hagamos nosotros mismos la trampa 🪤. Los croissants baratos que puedes encontrar en el supermercado y que puedes utilizar para el desayuno recurrente son una equivocación desde la perspectiva de la salud (por lo recurrente)

Los ultraprocesados no son inocuos, y sobre todo cuando están tan presentes en nuestra alimentación.

No nos hagamos tampoco la trampa 🪤 con el discurso de “yo como croissanes puntualmente”, porque también puntualmente desayuno cereales del tigre, pan con margarina y mermelada, galletas, magdalenas, o pon aquí lo que de te ocurra.

Tampoco te hagas la trampa cuando desayunes saludable y eso te justifique que la cena sea una basura. La relación, si es que buscas un número de veces que te animamos a que no filtres lo saludable de tus decisiones sería 1 a la semana.

Recuerda: cuando vayas a Paris, croissant, cuando veas la final de la champion, cerveza y bravas (que no es lo mismo que cuando veas el fútbol, que fútbol hay todos los días)

Contextualizar adecuadamente lo Esporádico y lo Recurrente es para nota en esto de cuidarse.

 

4ª Error – El foco en el peso 

 

Tomar decisiones en nuestra alimentación teniendo como paradigma el peso, es algo muy insostenible y probablemente peligroso. Tener como base de las decisiones si algo me hace subir o bajar de peso, es empezar una relación que puede convertirse en tóxica.  

Cuando tenemos en el foco el peso, empiezan las restricciones para intentar evitar el 95% de los alimentos procesados que inundan el supermercado o a carta de un restaurante. Cuando ponemos el foco en el peso empieza las compensaciones tipo hoy no como porque ayer comí mucho. Cuando el foco está en el peso ponemos nuestra atención en reclamos como bajo en grasa, bajo en azúcar, etc. algo que no evidencia que un producto sea más o menos recomendado.  

Por supuesto que animamos a saber la carga calórica de los alimentos. Pero sobre todo, animamos a poner el foco en el cuidado personal. En activar el grado de consciencia para saber qué estamos metiendo en el cuerpo.

Recuerda que el mejor consejo para bajar de peso es comer alimentos poco procesados que va a permitirte una auto regulación de cantidades de manera natural. Pon el foco en la energía que te aportan los alimentos, pon el foco en el valor nutricional y en tu salud y bienestar. Verás como la relación es mucho más sostenible.