Desde la primera sesión de fuerza ya se obtienen resultados en la mejora de la funcionalidad física. Con una sesión a la semana, mantenido la rutina unos 3 meses, se pueden obtener beneficios en fuerza, movilidad o resistencia cardiovascular, si se empieza desde niveles bajos.

Cuantos más entrenamientos semanales, manteniendo los descansos adecuados, mejor. Con más días de entrenamiento obtendrás mejores resultados, ya que podremos trabajar más tipos de ejercicios, ser más recurrentes en el estímulo, trabajar mayor diversidad de elementos sobre los que sustentar tu condición física, etc.

Entre 2 y 3 sesiones a la semana suele ser la opción más escogida. Aun así, es importante recordar que el mejor entrenamiento es el que se hace, y que todo resultado está basado en la regularidad y en la constancia.