Me encanta la historia de Jesús, al que agradezco enormemente que haya cedido su historia para que quizás otras personas que puedan verse en su situación puedan quizás inspirarse.

Me encanta su historia porque realmente Jesús, la primera vez que vino a la Escuela de Alimentación Correcta lo hizo porque su mujer con alguna artimaña de seducción creo que lo engañó a venir. Estoy seguro que el 90% de las cosas que aprendió con nosotros se las dijo su mujer antes de venir 100 veces, pero ya sabemos que los seres humanos funcionamos así.

Jesús hacía las cosas bien, por supuesto, porque hacer las cosas bien o mal solo es una opinión: una opinión forjada por lo que ves en la televisión, lo que te funcionaba cuando tenías 15 años, lo que la abuela te pone cuando vas a su casa a comer, lo que te apetece, lo que te recuerda al sabor de la infancia, lo que te prohíben, etc., etc.

Afortunadamente Jesús ha conseguido hacer un cambio sutil pero definitivo y pasar de comer bien, de lo que él pensaba que estaba bien, a lo que es equilibrado, que esto sí obedece a reglas de funcionamiento fisiológicas del cuerpo.

De «comer bien» a «comer equilibrado»

– Jesús, ¿qué te hizo presentarte hace 6 meses a la primera sesión introductoria de alimentación?
– Un par de meses antes, habíamos tenido una charla, durante una salida en bici, en la que hablamos de lo que era un desayuno saludable*(un poco más abajo encontrarás los comentarios del entrenador para ampliar ciertos conceptos), y eso me hizo plantearme que algo debía cambiar.
Yo llevaba arrastrando un sobrepeso desde que tuve una lesión, dos años atrás, que me hizo parar seis meses; meses en los que de mis 74 kg. me fui a los 81 kg. (83 kg. en navidades).
Estaba comenzando a entrenar entre 6 y 8 sesiones a la semana y no bajaba peso, y por supuesto tampoco quería hacer una dieta (dieta que significa pasar hambre). Luego, cuando aprendes los conceptos básicos de la nutrición, te das cuenta de que el pasar hambre es lo peor que puedes hacer para bajar peso, pero socialmente las dietas están muy en boga.
Así que por todo ello, decidí invertir las tardes de los viernes en la escuela de nutrición.
*Uno de los aspecto más sutiles que me gusta tratar, no importa si la persona con la que trabajo es deportista o no, es la diferencia entre lo que una persona considera un “buen desayuno”, o un “desayuno equilibrado”. Normalmente los deportistas, se justifican alrededor de un buen desayuno, «yo me tomo un buen desayuno», lo que normalmente conlleva un desayuno sin miramientos en cuanto a cantidades, y si además alguien de tu alrededor te anima con un “pero si tú luego lo quemas”, entonces a la cantidad se le suma el “y como de lo que me apetezca”.
Cambiar el concepto a un Desayuno Equilibrado, es un juego super divertido, porque lo único que tienes que hacer es comprender dónde están las proteínas, donde los carbohidratos y donde las grasas, y a partir de ahí, mezclarlas equilibradamente. Ese cambio fue fundamental para que Jesús perdiera peso.
Cambiar no es fácil, y cambiar todo, es aún más difícil, por eso, los cambios para muchas personas paso a paso dan más resultado a medio plazo que los cambios radicales.

– ¿Cuál fue el primer cambio que introdujiste en tu nueva rutina?
– Cambié el desayuno, que consistía en un bol de cereales (trigo inflado) con leche, un bol que hacía rebosar, usaba un plato hondo colocado bajo el bol para recoger los cereales que se caían del bol al echar la leche. En resumen, un desayuno de campeones.
Cambié radicalmente mi desayuno. Desde entonces desayuno proteína (huevos), con una tostada de pan integral, con macedonia de frutas, y los días que no hay tiempo para la macedonia, dos piezas de fruta de temporada.

*La alimentación es algo que va entrando es nuestra personalidad desde pequeños, al igual que tu padre o tu madre te trabajaron desde pequeño defender un equipo de fútbol, una bandera, o una familia. ¿Cómo no va a ser un desayuno bueno un bol de trigo inflado que rebosa al plato? ¿No es esto la delicia de cualquier niño?, y bueno… parece ser que vamos entendiendo que con ciertas edades, el metabolismo no es igual que el de un niño en crecimiento. Pero, ¿cómo no me voy a permitir un desayuno como el que hacía de pequeño, si me meto una hora de entrenamiento todos los días? Sé que reflexionar a esa pregunta cuesta trabajo, personalmente he desayunado leche con galletas hasta que doblara la cuchara durante años, pero créeme replantearte la defensa que haces de lo más profundo de tus hábitos es la solución en este caso.
La solución es sencilla, más proteína, la proteína es aquello que regenera la masa muscular, o que evita que consumas tu propia masa muscular… un desayuno de azúcar y carbohidratos en exclusiva no es lo que mejor funciona.

– ¿Cuánto tardaste en notar los cambios energéticos?
– En mi caso, los cambios energéticos se notaron de inmediato, el cambio de desayuno supuso que tuviera sensación de hambre antes de lo habitual. Al mismo tiempo, el nuevo desayuno me hacía sentirme menos pesado. Con el tiempo aprendí a comer varias veces al día.
En mi caso, un día que hago las cosas bien, se compone de siete ingestas. Desayuno a las 7, fruta a las 10, proteína y carbohidrato a las 13, comida sobre 16, merienda sobre 18, proteína sobre las 20 y ensalada con proteína y frutos secos a las 22-23. Todo ello sumado a unos 2-3 litros de agua que bebo al día. El hacer estas ingestas, me permite mantenerme sin sensación de hambre ni pesadez todo el día.

*Nuestra recomendación pasa por un sistema (sabemos que otros funcionan, pero quizás este es de los más fáciles de llevar y que mejor resultado dan), de comer cada 3-4 horas, reduciendo casi al mínimo cualquier tipo de azúcar simple y refinado e introducir en cada ingesta la cantidad adecuada de proteína (hay muchas más cosas que hacer, pero empecemos por el principio). El cambio energético se puede sentir desde prácticamente el primer día. No vayas como un zombi por la vida, tener que tomar continuamente café no es producto de que hayas dormido una hora menos hoy, es producto de que no estás metiendo el combustible adecuado en el cuerpo.
¿Cómo nos gusta un atracón, verdad? ya sea de galletas, de helado, o de fresas, da igual, la cuestión es que verdaderamente como sociedad somos un poco glotones… y sino reflexiona… ¿qué restaurante has recomendado últimamente, uno donde la calidad era suprema u otro en el que tuviste que parar porque no podías comértelo todo y que además era barato?.
Poco a poco, irá cambiando esto, recuerda que somos descendientes de unos padres o unos abuelos que pasaron hambre en la postguerra, por lo que nuestra afinidad por los atracones está en el código genético cultural.

– ¿Cuándo empezaste a bajar de peso?
– Mi organismo empezó a responder con una pérdida de peso apreciable a los dos meses de comenzar a cambiar el desayuno. No perdí casi nada en estos dos meses, pero a partir de ahí, casi un kilo al mes.
A día de hoy, seis meses después estoy en 72 kg., que son 11 Kg. perdidos (sumando lo ganado en navidades). En mi caso, estoy ya en un peso ideal para una persona de mi complexión. Para una persona que entrena triatlón de larga distancia, debo de perder unos 3 o 4 kilos más, pero esto vendrá solo.

*Otra de los grandes fantasmas con los que nos encontramos, es la esclavitud de la báscula a la que estamos sometidos… muchas veces pregunto a la gente:
– ¿Te encuentras energéticamente mejor a lo largo del día?
– Sí.
– ¿Incluso te sientes menos hinchado?
– Sí.
– ¿Entrenas con mayor intensidad porque te encuentras más fuerte o viceversa?
– Sí.
– Entonces, ¿vas bien?
– No, porque no bajo de peso.
«Tranquilo», le digo «normalmente, sólo cuando tu cuerpo esté de nuevo hidratado y nutrido, empezarás a soltar la grasa que te sobra, y al principio ese proceso de regularización conlleva un tiempecito e incluso un pequeño aumento de peso».

-¿Te sales de la regla del equilibrio del 33%?
– La verdad, es que al principio estaba muy preocupado de contar lo que comía, de mirar las etiquetas (todavía lo hago siempre que compro un producto nuevo) y controlar ese equilibrio. Ahora, no sabría decir lo que ingiero porcentualmente hablando. Cuido ingerir pocos azucares refinados. Desde esa premisa, mi dieta, generalmente, tiene: agua todos los días, huevos todos los días, carne roja sólo una vez a la semana (de vez en cuando hay algún homenaje), pescado 3 veces a la semana, jamón de pavo o york todos los días, entre 4 y 5 piezas de fruta al día, verdura tres o cuatro veces a la semana y ensalada casi todos los días. He cambiado el pan blanco por pan integral (he buscado el pan integral del mercado que menos azúcar refinado contenía). La pasta y arroz, está casi fuera de mi dieta, salvo el día anterior a la competición o entrenos largos y algún día especial (no le vamos a decir que no a una buena paella)
En general, utilizo la sensatez que toda persona que tenga unos conocimientos básicos de nutrición debería seguir.
Los refrescos, helados, postres, arroces, cerveza, etc., siguen en la dieta, pero ahora son algo esporádico, cuando antes eran algo diario, sobre todo en el caso de los refrescos.

*Somos de la filosofía de producir cambios y transformaciones progresivas, no demonizamos ningún alimento, ni ensalzamos a ningún otro, poco a poco mirándose hacia adentro, y sintiendo que efecto producen unos alimentos u otros, las conclusiones se van cuadrando.
Nuestro método del 33-33-33 es simplemente el equilibrio entre grasas, hidratos y proteínas… y cuando uno mezcla esto adecuadamente, obtiene la gasolina con el octanaje adecuado.

– ¿Qué ha cambiado en tu casa respecto a la alimentación?

– En mi casa, en la que somos dos adultos y dos niños, ya se comía de una manera saludable, me refiero a que comíamos mucha verdura, carne roja una vez a la semana, carne blanca dos o tres y pescado dos o tres, pero, en mi casa se comían muchos hidratos de carbono y un porcentaje elevado de azucares refinados. Y en mi caso, bebía mucho refresco de Cola. Toda la familia desayunaba cereales o galletas, y eso lo hemos erradicado, ahora se hacen desayunos con fruta y proteína, a los niños les costó más al principio, pero lo llevan bien y se han acostumbrado.
Hemos cambiado ciertas marcas, siempre buscando aquellas que tengan menor cantidad de azúcar. Hemos cambiado de marca de yogurt, por uno con la mitad de azúcar, hemos cambiado de marca de pan de molde, compramos menos galletas, etc.

*Demonizar a cualquier compañía provoca en la mayoría de los casos un sentimiento de defensa que no interesa. Nos gusta decir, que las empresas, simplemente presentan en el mercado lo que se compra, por lo que cualquier panadería producirá pan con más fibra y de mayor calidad si se le pide al panadero, cualquier empresa láctea, introducirá yogures con menos azúcares si el mercado así lo demanda. Y sino, afortunadamente opciones de compra por internet son una grandísima opción para el que no encuentra en su entorno lo que busca.

Aún así, permíteme una recomendación: no te dejes engañar por el olor a pan en el supermercado y por la oferta de dos barras de baguettes por 49 céntimos. Por un euro más al día de pan puedes perfectamente cambiar tu alimentación. Y no te cuentes rollos de la crisis ni de ahorrar.

-¿Qué titular o consejo de alimentación es el que más das a la gente que te rodea?
– Les recomiendo aprender un poco sobre nutrición, simplemente los conceptos básicos, que son los carbohidratos, las proteínas, las grasas, la fibra, las vitaminas, etc. Es importante mirar las etiquetas de los alimentos, y conocer los porcentajes de carbohidratos, proteínas y grasas que ingerimos.
A nadie se le ocurriría alimentarse de cucharadas de azúcar blanco, pero sin embargo, la industria alimentaria lo utiliza en porcentajes altamente preocupantes, y acabamos ingiriéndolo sin saberlo.

*No sé si debería ser en asignaturas del colegio como conocimiento del medio o si debería ser en educación física, pero aprender fisiología y funcionamiento básico del cuerpo debería aprenderse. La verdad es que tenemos un poco de confusión sobre los que es cada cosa y de cómo funciona el cuerpo, por eso, al igual que para aprender a conducir hay que aprender lo básico de motor, aceite del motor, líquido refrigerante, etc, para llevar un cuerpo saludable, también hay que aprender ciertas cosas.

– ¿Qué más te gustaría compartir con nosotros?
– La escuela de alimentación correcta, a mí, me ha aportado, de una manera amena y sencilla, los conocimientos básicos de nutrición, necesarios para realizar un cambio en mi alimentación, un cambio desde el conocimiento, que ha dado como resultado una pérdida de peso y sobre todo, una sensación de mejora física. Me siento y creo que estoy más sano.

*Recuerda que cada caso está lleno de matices, por lo que no utilices solo lo que te interesa escuchar y provoca cambios progresivos en tu día a día si el estado en el que te encuentras no te gusta. No es cuestión de estética, es cuestión de vivir una vida con un cuerpo que te permita disfrutar de todo lo que te rodea.

Si te apetece venir a la Escuela de Alimentación Correcta, no dudes en escribirnos a info@saludando.es.

 

Antonio López.

Entrenador Personal Saludando

antoniolopez@saludando.es